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"La colonización continuará hasta que el sistema educativo se invierta"

2020/05/06

El 3 de diciembre de 2017, en la revista Argia, Miel Anjel Elustondo entrevistó a la entonces gobernadora de la provincia ecuatoriana de Imbabura, la kichwa Paolina Vecoutere. Ahora, a petición propia, hemos traducido la entrevista al castellano (y al francés e inglés). En perspectiva, resulta una lectura interesante.

03/12/2017 - MIEL ANJEL ELUSTONDO

El pasado 17 de junio fue nombrada gobernadora de Imbabura, Ecuador. Figura entre las siete mujeres más influyentes de la región. La primera gobernadora indígena en el país. Paolina Vercoutere Quinche, kichwa.

Paolina Vercoutere Quinche (Francia, 1976)
El primer apellido es flamenco, el segundo kichwa. Padre francés, madre kichwa. Creció en Ecuador desde niña. Estudió Cultura y Desarrollo Social en la Universidad de Otavalo y Máster en Género y Políticas Públicas en la Facultad de Ciencias Sociales de América Latina. Estuvo en octubre en Euskal Herria (País Vasco) en el curso en dirección de revitalización de la lengua organizado por la institución Garabide.

 

Su idioma indígena es el kichwa.

Recuerdo que mi abuela hablaba nuestro idioma y decía yangashimi, Yanga es "nada", shimi, "Idioma" o "boca". Es decir, "La lengua de la nada" era yangashimi. Mi madre se oponía: "¡no diga eso, no es yangashimi, es runashimi!". Es decir, runashimi, "La lengua del ser humano". Eso es lo que ha marcado nuestra pérdida, la pérdida que hemos tenido, la que aún perdura. En el caso de emprender el proceso de revitalización, es imprescindible el orgullo por nuestra cultura y el apego a nuestro ser y a nuestra lengua. Nuestro mayor problema hoy en día es recuperar el orgullo y el apego. Desde 2008, los derechos de los pueblos indígenas del Ecuador están recogidos en la Constitución, los pueblos y nacionalidades tienen derecho a recibir la educación en su lengua. La Constitución reconoce las lenguas que son y cuáles no son, pero lo cierto es que estas lenguas reconocidas son vaciadas de valor desde hace tiempo, desprestigiadas, por lo que los padres y madres no quieren que sus hijos e hijas aprendan kichwa o cualquiera de las lenguas indígenas.

Esa es aún la situación.

Le diré más: cuando los kichwas entran a formar parte de la administración del estado se produce una transformación en ellos, dejan de hablar kichwa en los espacios formales. Algo muy raro... Hay que hacer un trabajo de descolonización –tanto mental, como emocional, sobre todo– y recuperar nuestra autoestima. Muchos de nuestros abuelos y abuelas no nos hablaron en kichwa para que no pudiéramos recibir el mismo mal trato que ellos sufrían. El hablante de kichwa tiene una cierta melodía cuando habla castellano, ¡y eso es lo que se estigmatiza! No enseñar el idioma era un ejercicio de supervivencia para nuestros padres: "No te sirve y, peor aún, si se enteran de que hablas kichwa, te discriminarán". Hemos elaborado un discurso legal, sí, un marco legal, una política pública también en torno a la interculturalidad y la plurinacionalidad, pero lo cierto es que tenemos un sistema de enseñanza bilingüe que no funciona, que no crea alumnos ni profesores bilingües, ningún hablante...  esa es la situación, a pesar de todos los marcos legales.

"Se habla mucho de un Estado plurinacional y lleno de diversidades, que incluye a la mujer, y esto y aquello, pero en el fondo, no hay voluntad política de revertir la situación."

 

Sorprende que un cargo político como usted lo reconozca.

Se habla mucho de un Estado plurinacional y lleno de diversidades, que incluye a la mujer, y esto y aquello, pero en el fondo, no hay voluntad política de revertir la situación. Y lo digo con mucha pena, porque yo estoy dentro de ese sistema político y creo que es necesario estar dentro. Tan importante como el activismo externo es incidir internamente, en algunos espacios –aunque sean "mínimos"–, hacer preguntas y generar dudas. Yo misma, antes de ser gobernadora, había sido directora del Ministerio de Intervención Económica y Social y me ocupaba de niños, ancianos y personas con discapacidad. En mi etapa como directora establecí un criterio a la hora de elegir las familias colaboradoras: tenían que ser bilingües. Eso me trajo grandes resistencias, incluso dentro de mi propio partido. Me consideraron racista, tuve que oír que mi Ministerio estaba lleno de indios. Y ahora que estoy en el gobierno he tenido que escuchar comentarios similares. "Aquí huele a indio". Mil comentarios. Esas habladurías siguen ahí. Yo, por ejemplo, tengo una responsable de prensa hablante –a diferencia de mí– nativa de kichwa, que yo misma recluté.

Perdone, ¿usted no es hablante nativa de kichwa?

No, a mi alrededor se usaba español, francés y kichwa. Más tarde, también el inglés. Fue un proceso. Fui a una escuela libre. Estuve allí hasta los 13 años. Desde entonces entré en la escuela francesa. Me casé jóven y me casé con un hablante nativo de kichwa, de una familia muy tradicional, y entonces me reconstruí y aprendí kichwa con mi madre. Por otra parte, nuestra madre siempre ha sido una apasionada por la lengua y la cultura.

De todas maneras, tienes una gran conciencia lingüística.

Tengo conciencia del idioma y sentido de la militancia. Eso es lo que me mueve. No hablo kichwa fácilmente, sino lo básico. Lo comprendo todo y cuando tengo que hablar, cuando no tengo más remedio, hablo. Entre agricultores, por ejemplo, hablo cuando no son bilingües. En cambio, ante la gente que habla muy bien me avergüenzo, porque yo no he aprendido desde niña, sino como adulta, y la melodía me delata. Mi marido, que es un hablante nativo de kichwa, se ríe de mí porque no tengo una melodía apropiada. En mi trabajo, cuando tengo que contratar personal, siempre escojo bilingües. En cuanto al gabinete de prensa, nombré directora a una hablante nativa de kichwa y desde entonces difundimos todas nuestras publicaciones y notificaciones en kichwa y en español. Priorizar el kichwa es muy importante para mí, se lo debo a mi madre, a mi abuela, a mi comunidad. Tengo que ser transparente, porque el día que deje de ser transparente tendré que dejar la política.

Fotografía: Zaldi Ero.

 

No debe de ser fácil ser kichwa en este contexto.

Como gobernadora siempre llevo nuestra vestimenta, es un medio para reivindicarme políticamente. Sé lo que significa mi forma de vestir, es una acción política, estoy en un espacio donde nunca ha habido mujeres. Suelo estar con militares, con mandos de la policía y me hace falta estar con ellos para desbaratar su imaginería, porque hasta ahora una mujer vestida como yo siempre ha sido considerada una sirvienta. La criada que trabajaba en la casa de los ricos. Es importante oponerme a ello y por eso voy siempre vestida de esta manera. 

¿Qué me dice de la interculturalidad? Palabra de uso recurrente y frecuente.

La interculturalidad ha entrado dentro del discurso políticamente correcto. Está tan usada, tan manoseada, desgastada... que ha perdido su significado. En nuestro país, por ejemplo, no hay interculturalidad. Al menos, no como yo la entiendo, porque yo la entiendo como división de poderes. Es decir, la interculturalidad comienza cuando quien ha tenido durante cinco siglos los medios de producción, el poder político, los recursos, la capacidad de tomar decisiones, empieza a compartir todo eso. Hablar al prójimo en igualdad, actuar de forma horizontal es interculturalidad. Eso sería lo ideal, y eso es lo que no tenemos. Por lo demás, la palabra has sido tan manoseada –"soy tolerante" esto y lo otro– que ha sido vaciada y ya no significa nada.

Uno pensaría que la situación es diferente en Otavalo.

Hace veinte años que vivo en Otavaló, una ciudad de gran simbolismo en Ecuador. Nuestros antepasados vivían en las faldas del Imbabura, con las ciudades totalmente abandonadas, cuando la ciudad era el centro del poder blanco-mestizo. En la década de los 80 del siglo pasado, debido a diversas dinámicas comerciales, los kichwas tuvieron un gran éxito monetario y adquirieron todas las propiedades de la ciudad. Los kichwas nos hicimos dueños de la ciudad y, por lo tanto, pudimos entrar en la lucha del poder político y, por primera vez en la historia, tuvimos un alcalde indígena. En 1990, la Asamblea Nacional nombró a Otavalo capital intercultural del Ecuador. Los problemas interétnicos son más de los deseados, el racismo no está excluido. El barniz sí está dado, pero rompe un poco ese barniz con la punta de la uña y allí se te mostrará el racismo.

"No transmitir el idioma fue un ejercicio de supervivencia para nuestros abuelos y abuelas"

 

Problemas interétnicos, racismo, identidades diferentes en un mismo territorio.

Reivindico la identidad y en la misma medida cuestiono el esencialismo y el tradicionalismo, ya que soy militante de la lucha por las mujeres. Me provoca confusión la necesidad de hacer un discurso políticamente correcto al exterior. Tengo que medir las palabras, no digo todas las que me gustaría decir, pero tampoco digo todas las palabras políticamente correctas que hay que decir. También ha habido avances. Como ecuatoriana, eso es cierto. El acceso a la educación gratuita era un sueño hasta hace poco, una red sanitaria, una mayor conciencia de nuestros derechos... muchas cosas que se han hecho en los diez años, desde que el estado se ha fortalecido enormemente. Hasta entonces no teníamos un Estado, sino la presencia del Estado, una estructura que no nos pertenecía. Ustedes llevan cientos de años construyendo un estado. Nosotras estamos empezando a hacerlo.

Supongo que andará navegando entre lo políticamente correcto y lo que siente dentro.

Sí, sí. Y, por ejemplo, eso es lo que estoy escribiendo mi maestría, analizando desde la perspectiva de género cómo sobrevivimos las mujeres en esos espacios.

También está escribiendo la maestría. ¿Qué dice en ese trabajo, si puede saberse?

Cuento de dónde vengo, expongo mi experiencia vital dentro de la teoría feminista. Partí de los sentimientos y compuse la narración de mi abuela, mi madre, mi padre y yo, relacionándola con la teoría. Por otra parte, he realizado varias entrevistas, tanto entre kichwas como entre quienes no lo son, preguntando por su imagen de las mujeres. Yo misma me reafirmo como una mujer kichwa, miro de igual a igual a la vecina. Me debo a la educación que he recibido. No estoy dispuesta a agachar la mirada ante nadie. Y eso provoca, perturba a muchos. Y eso es lo que yo quiero que se destruya, la imagen de la mujer indígena servil que hay en ellos. Esa es mi lucha.

Ha estado en el curso de Garabide en Euskal Herria (País Vasco). ¿Qué ha visto, qué planes tiene en Ecuador?

He visto que no es cosa de un líder, sino de conseguir la sinergia y la suma de factores diversos dentro de la sociedad. Cuando he visto a las cooperativas, por ejemplo, he pensado que esto no sólo debe afectar a la economía, sino también a nivel político, social y cultural. Que el fenómeno pertenece a toda la colectividad. En Ecuador me gustaría crear un espacio dentro del sistema educativo. No acostumbro a decir en crudo: "El sistema educativo no funciona". No. En cambio, suelo decir: "Me gustaría proponer un modelo bilingüe en Otavalo". Y dicen que sí: "Si tienes suficiente fuerza, ¡adelante!". Y eso es lo que yo quisiera, construir un nuevo modelo, y mientras tanto, repensar el modelo educativo, ya que no dejará de ser un país colonizado hasta que se revierta el sistema educativo, que es totalmente memorístico, que nos destruye como individuos, que nos minimiza como seres humanos, que nos obliga llevar nuestra autoestima arrastras... y recuperar la lengua será recuperar nuestra cultura, nuestro ser y nuestra visión del mundo. Tengo esa responsabilidad, por eso estoy donde estoy ahora.

 

Farsa
"Hay un reconocimiento de los derechos de los pueblos indígenas, pero es un reconocimiento formal. Por lo demás, nadie quiere hacer el menor esfuerzo. Los blancos mestizos, es decir, las estructuras del estado, no quieren intentarlo, están cómodos de hablar en su lengua, no piensan hacer esfuerzos " 
Colonizada
"Mi marido es hablante nativo de kichwa, pero no habla en kichwa a nuestros hijos, aunque yo esté metida en esta pelea. La educación recibida le colonizó, le dijeron mil veces que su lengua no servía para nada, interiorizó lo que le dijeron y no ha sido capaz de revertirlo. Es duro"
Transmisión familiar
"La transmisión familiar del kichwa está totalmente interrumpida en el ambiente urbano. Todavía se mantiene la transmisión en el medio rural, pero incluso cuando vienen a la ciudad los que han crecido en el medio rural en kichwa, se interrumpe la transmisión. 'Es la lengua de los indios, no sirve para nada', dicen. Este prejuicio es el mayor problema que tenemos ahora "
Las últimas frases: en kichwa
"A la hora de graduarnos en la universidad, hicimos la tesis en kichwa entre dos personas. El derecho a expresarse en nuestra lengua ya estaba recogido en la Constitución. Teníamos delante al jurado, en el que nadie entendía el kichwa. Mi compañera hizo la presentación en kichwa, yo la traduje simultáneamente. En el tribunal se preguntaban: '¿por qué hablan así?', 'Está recogido en la Constitución, tienen derecho', '¿es legal?', 'Sí, sí'. ¡Así mismo fue! Ja, ja, "

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