De Djurdjura a Gurugú, con paso firme, junto a diligente compañía, queremos avanzar.
Así se nos aparece el 2019, partiendo de los hermosos montes de Kabilia en las idas y venidas hacia las cimas que fueron fortalezas de los republicanos de Abd el-Krimen (y hoy en día de los refugiados subsaharianos).
Siguiendo con el camino iniciado en Tánger en enero, ya hemos comenzado a organizar las Jornadas de Cabilia junto a entidades culturales y activistas de la lengua. Es muy interesante la labor que están desarrollando los cabilios en el ámbito del software libre, es destacable el número de aplicaciones que están localizando a su lengua. Trabajan con perspectiva de futuro y quienes quieren sumergir al cabilio en el proceso de digitalización están trabajando afanosamente.
Sabemos que la presencia en la red y el uso marcarán, en gran medida, el futuro de las lenguas originarias, ya que está al llegar la época de los medios gobernados por la voz y el rumor de nuestras lenguas es imprescindible en los nuevos tiempos. En esa dirección están traduciendo Common Voice al cabilio y en ese mismo ámbito están trabajando las jóvenes del Rif ganando espacios para el tarifit. También están inmersos en un proceso de reflexión sobre el uso del alfabeto tifinagh en las aplicaciones de la red.
Y junto a esas iniciativas en las escuelas y en los consejos juveniles, por ejemplo, trabajan para fortalecer las variantes del tamazigh. Tenemos todo esto para contarnos mutuamente, qué, con qué medios y persiguiendo qué objetivos trabajamos. Y también en qué no alcanzamos a hacer. En la revitalización mediterránea nuestro pueblo tiene su flujo, por lo que no os extrañéis si escucháis melodías vascas a los cantores bereberes del Magreb. Tampoco si en nuestros irrintzis oimos rastros del amazigh.
Atención, pues, al eco del mensaje que va de monte a monte. De Gurugu a Djurdju.