Durante los 14 días que tuve la oportunidad de estar con las amigas y amigos de Euskadi, de conocer un poco de su forma de ser, de su vida, de su tierra, de su historia, de su comida; pude percibir o por lo menos es mi sensación que somos muy parecidos, porque somos pueblos luchadores, creativos, soñadores que forjamos la vida día a día.
En la primera vez que recorrimos en la noche las calles del centro de Bergara por donde está el Ayuntamiento y sus calles cercanas, era como recorrer parte del centro histórico de Quito, tal vez lo que sí extrañe son los espacios verdes, ustedes tienen tantas construcciones que ya no les queda muchos espacios verdes y las construcciones no solamente en la tierra sino también en el aire porque por encima nuestro había tantos puentes a desnivel que me daba la impresión que en algún momento veré una ciudad en el aire.
Para mi fue una gran aventura de aprendizaje tanto dentro del tema que nos convocó que son los canales de televisión local y el manejo del idioma, como también un aprendizaje personal más interno hasta puede ser que individual, reforcé mi razón de porque estoy y soy parte del MICC, que no es por una o dos personas en particular sino por convicción y nuestro reto es construir esa militancia, y esta motivación se inspira en haberles mirado y haber sentido la convicción de euskaldunes que tienen y como se han organizado por seguir construyendo de identidad, construcción colectiva que lo hacen con el corazón en el cielo pero con los pies en la tierra.
Eskerrik asko a la entrega, cariño, responsabilidad y desprendimiento de Aldo, Urko, Lore, Bea, Ibon, Aitor, Julen, Edorta Nekane, Ion, Mireia, Eñaut y perdonen si no me acuerdo los nombres de todos y todas, pero están en mis recuerdos; y también muchas gracias a Jon por prestarnos su cocina que entiendo como un lugar sagrado para la amistad, la familia, la cercanía y las luchas colectivas, fue una cena inolvidable y al grito de txotx me despido.
Tukuy ñuka sahunkwan.