He visto que si los pueblos cuando tienen ganas de identificarse, no importan las adversidades de la vida y el País Vasco surge de todas esas ganas que su gente tiene.
En el tiempo que pasé en su terruño conocí a muchas personas, como las chicas del restaurante que con qué esmero nos servían las cenas. La monjita preguntaba, ”cómo estáis?”, Aldo siempre impaciente esperando al Boliviano becho y todos los días empezar la ida a la universidad.
Lo único, que me sentía observado, la gente nos miraban como raros. Será que éramos extraños? Pero bueno, después nos dimos cuenta que no era así: las personas se nos acercaban y nos preguntaban “de dónde sois?” Y cuál era la respuesta? “Somos 10 de Ecuador y un Boliviano”.
Ahora con una visión diferente de quién son los vascos y qué es lo que quieren, comprendo mejor por que su lucha de dignidad, siempre con medios razonables. Fue muy grato saber de su pueblo.
Mil gracias Garabide.
Agur.