Mi nombre es Bernardo Chango y soy de Ecuador. En Ecuador tenemos 14 nacionalidades, uno de ellos es el Kichwa, de donde yo pertenezco. Hablo la lengua Kichwa y pertenezco a su academia. Gracias a que ahora en la constitución se han establecido artículos específicos, podemos trabajar a favor de las lenguas indígenas o lenguas minoritarias.
Como miembro de la academia de la lengua Kichwa buscábamos un trabajo de cooperación entre Garabide y nosotros, y Urko me dijo sería interesante acudir a este Programa de Intercambio.
La expectativa era venir aquí y ver qué estaban haciendo a favor de la lengua. En Ecuador no se conoce la realidad del pueblo vasco, qué es, qué hace. Simplemente existía el conocimiento de que había un pueblo vasco que quería separarse de España. Pero una vez de venir aquí he visto el amor hacia la lengua vasca, el querer mantenerlo y desarrollarlo. Por otro lado, que todas las instituciones, tanto públicas como privadas, se han formado para desarrollar la lengua. Todos trabajan por la lengua. Eso en Ecuador no lo tenemos ya que sólo trabajamos a favor de la lengua mediante la educación intercultural bilingüe y desde la academia de la lengua Kichwa. No hay otras instituciones que se preocupan por la lengua. Esta experiencia ha sido muy importante para mí para poder llevar como ejemplo a Ecuador.
Lo que más me llamó la atención de aquí fue la comida, los primeros días nos costó mucho acostumbrarnos a la forma de comer, porque nosotros comemos las cosas mucho más cocinadas. Sobre todo, ¡la carne que aquí se come casi cruda! Lo que más me ha gustado son los pintxos, ¡en ese aspecto no me ha costado acostumbrarme!
Los vascos me han parecido personas muy compartidoras, no esconden lo que tienen, quieren compartir lo que saben. Pena que no haya tenido más tiempo para conocerlos con más profundidad.