En Noviembre del año 2007, recibí una invitación de parte del grupo Garabide, de Euskal Herria. Un viaje que sin duda alguna ha sido y es un gran aporte en mi trabajo por la revitalización del idioma mapuche. Esta lengua, se encuentra minorizada y en situación de desmedro frente al castellano. Idioma impuesto desde los tiempos de la conquista española y que ha venido sufriendo pérdida de prestigio social principalmente entre nosotros los hablantes, principalmente por los efectos de la discriminación que se vive como pueblo indígena de Chile. Describir todos los hechos que han llevado a la lengua a este estado es largo de detallar. En esta ocasión quiero compartir cómo hemos ido avanzando en reconocer el valor de usar y sentir nuestra lengua, la de nuestros padres, abuelos y antepasados y el valor y el triunfo que hay en que nuestros hijos y los pequeños que vienen la hablen, la vivan y la sientan en el paladar y el corazón.
Conocer a Garabide y su grupo de personas que trabajan, con tanta pasión, y sobretodo compartir con el pueblo vasco sus experiencia de recuperación del euskera, ha sido para mi un aliciente y un ejemplo a imitar no solo en mi trabajo como profesora y lingüista sino también en mi vida personal y mi participación en organizaciones sociales del pueblo Mapuche.
Cuando regresé de Euskal Herria fue como haber recibido una inyección de ánimo y energía, en transformarse en militante de la lengua mapuche. Un actuar que trascienda el discurso y se constituya en acción. En principio comencé con mis vecinos pequeños a quienes durante sus vacaciones invito a jugar con mi hijito y los juegos y conversaciones los hacemos en idioma mapuche. Ha sido una grata experiencia a nivel personal, porque puedo ver como los niños y niñas disfrutan cantando y jugando en una lengua que sólo hablaban sus abuelos. Esto en el plano de la vida personal.
A nivel de la organización en la que participo, Identidad Lafkenche, la lengua ha ido poco a poco instalándose en el discurso de los participantes de la organización. Existe un equipo de comunicadores que realizan microprogramas radiales, que en principio sólo iban en castellano, hoy ya son bilingües. He dictado charlas a los jóvenes, transmitiendo la experiencia aprendida y vivida en el País Vasco. Me he basado en los materiales recibidos durante la experiencia de intercambio, y he testimoniado lo que observé y compartí mientras estuve por allá. Creo que antes de visitar Euskal Herria no había sentido el valor de vivir mi lengua materna, hoy más que nunca creo que uno pueda contribuir a su pueblo, a su lengua y sentirse parte de una nación, a través del uso de su idioma. Mi madre decía siempre que “la palabra hay saborearla” y no había comprendido la intensidad de su consejo hasta compartir con el Pueblo Vasco, con sus jóvenes, con sus lideres, sus organizaciones y empresas, con el Grupo Garabide, que nos estrecharon una mano, nos abrazaron con su experiencia y su ejemplo.
Quisiera decir mucho más, pero hay en mi lengua les digo: Pu Garabide chaltumay pu lamngen tami mangeluwün, Peuküleayu. (Amigos de Garabide, muchas gracias por su invitación. Nos seguimos encontrando siempre).
Jaqueline Caniguan Caniguan hizkuntzalari eta irakaslea da. Txileko estatuaren baitan dagoen Walmapu herrikoa